Reseña de la muestra
En la charla abierta de Cita, donde hablé de las pinturas que conforman la serie “ciudades invisibles” se obtuvieron interesantes comentarios, por parte de los participantes y del mío propio. Después de hablar del procedimiento técnico, las preguntas se suscitaron con respecto a las posibles motivaciones del concepto de la obra. Así dije que sentía que algo en mi buscaba ser salvado, algo que nadie podía condicionar, un espacio libre. Esa naturaleza interna necesitaba rebelarse para saber quiénes somos, y que queremos, pensar por nosotros mismos. Aunque es difícil aislarnos del medio en que vivimos, es necesario reflexionar sobre nuestras emociones, y de qué manera expresamos desde el arte lo que nos llega desde lo externo.
En este caso, cuando realicé los primeros trabajos, pensé en ciudades, si bien el trabajo es evocativo y metafórico, las estructuras son oprimentes, no sé lo que esconden o lo que puedo llegar a encontrar cuando las recorro, hay lugares indefinidos, denota que la vida es hipotética, son circunstancias, hay soledad, no hay horizonte, la ciudad es totalmente humana y cerrada.
Pueden ser ciudades, pero también puede ser nuestra mente, y lo que condiciona nuestra libertad interior, toda nuestra herencia cultural. Esta reflexión nos dice algo positivo para nosotros, son mensajes, son un nuevo horizonte de pensamiento. Es necesaria esta mirada hacia nuestro interior, es importante para salvar nuestra individualidad, poder discernir y no dejarnos apabullar, elegir felicidad.
Eva Manzella